No perdí la batalla contra el cáncer
- Jamás.Dije
- 16 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Miedo. Ésa sería la única y la más clara respuesta, miedo.
Así inicia todo: miedo de escuchar un sí. Miedo de repetirlo en voz alta. Miedo de mirarte a los ojos y, con un suspiro de voz, decirte que tus miedos son los míos.
Después viene la fe, o el llanto, o la desesperanza, o la rabia, o quizá el reclamo al cielo... o la duda. El miedo nunca se va.
¿Y si me preguntas qué es lo que temo?
Temo dejarte. Temo que tu alma se quiebre en mil pedazos. Temo que sufras. Temo que no veas luz en una noche llena de estrellas.
No, no temo por mí. La gente como yo lucha, se entrega, sueña, cree, se aferra. La gente como yo se abraza a esos miedos y aprende a caminar con ellos.
Así que, por favor, el día que me vaya no permitas que nadie diga que 'perdí la batalla contra el cáncer' (o ante la vida, ante mi misma, ante cualquier mal).
¿Yo? ¿Perder la batalla?
Pero, si perder es rendirse y yo nunca lo hice.
Yo luche por un día más.
Yo recé para estar en paz.
Yo sonreí el día en que peor me sentía.
Yo sentí que las fuerzas se me iban y me negué a desfallecer.
Yo aprendí que la vida es en instantes.
Yo te dediqué cada mañana, cada tarde y cada noche.
Yo creí en ti, en mí, en lo que estaba por venir.
Yo amé... ¡AMÉ! (sí, así con mayúsculas para que te llegue hasta el corazón).
Yo no morí. Yo vivo.
Nunca olvides que vivo en tu corazón.
Nunca olvides que vivo en la sonrisa de miles de mujeres que como yo luchan cada amanecer por un 'sólo por hoy'.... mañana ya veremos.
Nunca olvides que el cielo está lleno de guerreras.
Nunca olvides lo mucho que te amé (te amo, y te amaré)
¿Ves? Yo no perdí la batalla contra el cáncer.
Yo sólo sé que te estoy esperando del otro lado de la playa porque segura estoy que un día nos volveremos a abrazar.
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